CÓMO AFRONTAR LA PÉRDIDA DE APETITO

La caquexia es bastante frecuente en pacientes con cáncer en estadios mas avanzados y afecta al rendimiento físico, a los resultados del tratamiento, a la calidad de vida y la supervivencia. Es un síndrome caracterizado por la pérdida del apetito y, consecuentemente, pérdida de peso, además de alteraciones en el metabolismo. Esa falta de apetito (anorexia) se acompaña de una serie de síntomas a consecuencia del cáncer y los tratamientos que impiden la ingesta de alimentos.

Tanto los pacientes como las familias pueden llegar a sufrir una angustia relacionada con la alimentación, definido en la literatura científica como eating-related distress. Esta angustia o ansiedad engloba la lucha de los pacientes por querer alimentarse, las consecuencias emocionales y sociales de su incapacidad para seguir comiendo e, incluso, una perturbación en las relaciones familiares. Lo cierto es que la familia o el cuidador puede sentir más angustia que el propio paciente. Estoy segura de que conoces a algún familiar o amigo que ha pasado por esta enfermedad y le has oído decir que no sabe por qué no puede comer o a su pareja, lamentarse porque por mucho que lo intenta, no quiere comer.

¿Cuáles son los problemas principales que dan lugar a esa angustia?

Síntomas de impacto nutricional que impiden la ingesta de alimentos:

  • Aparecen y evolucionan de forma, en ocasiones, imprevisible
  • Falta de apetito, saciedad precoz, fatiga, dolor, dificultad para respirar, náuseas, vómitos, estreñimiento, diarrea, sabor y olor anormal, boca seca, dificultad para tragar, problemas dentales, somnolencia, ansiedad, depresión
  • Consecuencias físicas y psicosociales: pérdida de peso corporal, alteración de la imagen corporal, deterioro de las actividades de la vida diaria, disminución del bienestar

Estrategias de afrontamiento infructuosas de los pacientes y/o familiares:

  • «Luchar» contra la caquexia del cáncer
  • Brecha entre la realidad y las expectativas
  • Falta de información sobre la caquexia
  • Apoyo nutricional insuficiente por parte del profesional sanitario
  • Sentimientos de pérdida de control, impotencia, frustración

Conflictos sobre la alimentación entre los pacientes y la familia:

  • Cambios en las preferencias alimentarias de los pacientes y en los hábitos alimentarios de toda la familia
  • Cambios en los roles y tradiciones conyugales y/o familiares
  • Presión de los familiares sobre los pacientes para que coman
  • Diferencias en las creencias y percepciones entre los pacientes y los miembros de la familia

¿Qué podemos hacer para evitar esta situación?

  • Acudir a un dietista-nutricionista para gestionar lo antes posible los síntomas de impacto nutricional, que informe y asesore tanto a pacientes como a sus familiares sobre el papel de la alimentación en el transcurso del proceso oncológico. La caquexia pasa por varias etapas. Cuanto antes se identifiquen los síntomas y pueda tener lugar una intervención nutricional, más fácil resultará el proceso. En este link puedes conocer tu estado nutricional.
  • Pedir ayuda a un psicooncólogo para poder afrontar esta situación.
  • Hablar con el equipo médico y preguntar acerca de la caquexia para evitar la brecha entre la realidad y las falsas expectativas. A veces, la alimentación al final de la vida está orientada solo a proporcionar placer y, por mucho esfuerzo que pongamos en crear nuevas recetas para que el paciente coma, no podemos solucionar nada.

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